Historia: monumento natural japonés
En su país de origen, Japón, el akita inu ya era famoso mucho antes del macho Hachikō. Las representaciones de perros en vasijas de barro y campanas de bronce certifican casi 5000 años de historia del tipo original.
Los estudios de genética molecular han demostrado que el akita inu, junto con el shiba inu, el chow chow y el shar pei, pertenece a los parientes más cercanos del lobo. Así pues, esta es una de las razas de perro más antiguas del mundo asiático.
En 1931, el emperador japonés declaró al akita inu monumento natural. Su exportación estuvo prohibida hasta el año 1945.
Existen muchas teorías sobre el origen exacto de esta raza nacional japonesa. Lo que es seguro es que los primeros ejemplares se descubrieron en la prefectura japonesa de Akita. Desde ahí, no solo se extendieron por todo Japón, sino también por el continente europeo y americano.
El akita inu japonés y el akita americano
El número de ejemplares de la raza se vio profundamente diezmado después de la Segunda Guerra Mundial. Además, los akitas que quedaban en esta época tenían aspectos y caracteres muy distintos.
Así pues, de estos diferentes tipos surgieron dos líneas de la raza: el akita inu japonés que nos ocupa y el akita americano. Este último fue el resultado de cruzar akitas con pastores alemanes. El ejército estadounidense se llevó a los akitas americanos a EE. UU., donde siguieron criándose.
En Japón, los criadores apostaron por recuperar la raza original y cruzaron los perros con los akitas matagi. Ambas razas —tanto la línea japonesa original, algo más pequeña, como la americana, más grande y oscura— están actualmente reconocidas como independientes por la FCI.
Usos distintos
Inicialmente, el akita inu se utilizaba para cazar osos, jabalíes y pájaros. Sin embargo, este valiente y fuerte perro también se empleaba como perro guardián y de tiro.
En el siglo XIX tuvo que participar en las crueles peleas de perros, muy de moda en aquella época. Para que los perros de pelea fueran aún más grandes y fuertes, se cruzaron con perros tosa y mastines. En 1908, estas peleas se prohibieron en Japón.
En la actualidad, la gente tiene al fiel akita inu principalmente como perro familiar y de compañía. No obstante, su instinto protector, su fuerza y su instinto de caza siguen siendo fuertemente visibles en los ejemplares actuales. Por eso, es indispensable ofrecerle una actividad sustitutiva y un adiestramiento perseverante para tenerlo como perro familiar.