La causa de un ictus en perros es una interrupción del riego sanguíneo del cerebro. Esto hace que el cerebro del perro no reciba suficiente oxígeno y no pueda transportar los productos de desecho.
Ahora puede producirse un trastorno de la función cerebral (isquemia) o una destrucción del tejido (infarto).
Así pues, las causas de un derrame cerebral en perros pueden variar. Por eso, los veterinarios distinguen entre la forma hemorrágica y la isquémica.
Ictus hemorrágico
Un ictus hemorrágico aparece cuando se rompe un vaso sanguíneo y obstaculiza el riego. La hemorragia puede aparecer en el propio tejido cerebral (intraparenquimatosa) o entre el cerebro y el cráneo (subdural o subaracnoidea).
Algunas de las causas posibles son:
- Lesión (p. ej., por un accidente de coche)
- Daños por tumores o metástasis (p. ej., un tumor en el bazo)
- Trastornos de coagulación (p. ej., intoxicación con raticida, trombocitopenia inmunitaria o trastornos de coagulación congénitos)
Ictus isquémico
Con un ictus isquémico se produce una obstrucción de los vasos sanguíneos. Esto puede pasar, por un lado, cuando una sustancia (coágulo de sangre, parásitos, fragmentos tumorales, grasa…) obstruye las arterias (embolia). Por otro lado, podría haber trombos adheridos a la pared arterial que estrechan las arterias (trombosis).
Los desencadenantes más comunes de este tipo de ictus en perros son:
No obstante, es frecuente que no se encuentre ninguna causa.