Mi perro no me hace caso: ¿qué hago?

Mi perro no me hace caso

Una comunicación clara es importante para que el perro entienda a su cuidador.

Cuando un perro no obedece, esto no solo es agotador, sino que, además, puede ser peligroso. Parar a un perro que ha metido el turbo e ignora las órdenes de su cuidador es una tarea titánica. Y tú te preguntarás: «¿Por qué mi perro no me hace caso?». Te explicamos cómo evitar errores de adiestramiento y cómo hacer que tu perro te haga caso.

Reglas claras

Que un perro no haga caso no tiene nada que ver con su ansia de libertad. Lógicamente, los perros disfrutan de sus libertades, como retozar por un prado sin correa, jugar con otros perros o corretear por una playa para perros libremente.

Sin embargo, los perros son animales gregarios que necesitan reglas y cierto orden en su día a día. Quieren guiarse por el líder de su manada y confiar en él.

El estrés asociado a la desobediencia

Si tu perro ladra, gruñe y enseña los dientes mientras paseáis en cuanto se cruza con otro perro, en general no lo hace porque quiera intimidarlo.

En realidad, cree que tiene que protegerte. De hecho, cree que, sin él, no tendrías la situación bajo control. Esto no solo es enormemente estresante para ti, sino también para tu perro.

Los perros necesitan a un líder asertivo que les indique el camino con cariño, pero también con aplomo. Debe ser alguien en cuyo criterio siempre puedan confiar. Incluso las razas difíciles de adiestrar obedecen de buena gana a un cuidador competente si creen que esta es la vía más fácil.

Siempre abiertos a una recompensa

Los perros son oportunistas. Suelen mostrar un comportamiento que les valga la pena porque les causa menos estrés o incluso promete una recompensa. Siempre hay un motivo para un comportamiento que no conduzca al objetivo y que, probablemente, tenga consecuencias negativas.

Si tu perro ignora todas y cada una de tus órdenes, no se trata de que sea un cabezota. Por duro que parezca, la culpa de la desobediencia es solo del cuidador y de un adiestramiento incorrecto o inexistente.

Pero ahora no gastes energías autoculpándote. Seguramente querías lo mejor para tu perro y has cometido errores por inexperiencia, inseguridad o, simplemente, falta de tiempo. Ahora es el momento de reparar los errores y trabajar en una mejor relación perro-persona.

Mi perro no me hace caso: el motivo más importante

Para evitar errores en el adiestramiento, es importante saber cuándo se han cometido en el pasado. Una de las causas más frecuentes es, simplemente, la comunicación. El hecho de que el perro no entienda las órdenes hace que no las perciba como requerimientos.

¿Qué hago si mi perro no me hace caso cuando lo llamo?

En la comunicación con perros, hay que evitar a toda costa las órdenes poco claras, masculladas o contradictorias. Esto incluye que tu lenguaje corporal no coincida con el tono de tu voz.

Los perros son expertos en leer gestos y pueden reconocer enseguida el estado de ánimo de su persona de referencia. Por muy amablemente que lo llames para que venga, si detecta que estás enfadado/a porque pateas el suelo impaciente o agitas la correa, probablemente no irá. ¿A quién le gusta que le den una bronca?

Igual de problemáticas que las órdenes poco claras son aquellas que se repiten constantemente. Es importante que el perro obedezca a la primera orden. Repetirlo todo varias veces no solo es agotador para ti, sino también para el perro. Por lo tanto, evita repetir las órdenes una y otra vez.

Mi perro no me hace caso: culpa de la falta de autoridad

Si tienes que decirle a tu perro seis veces que se siente y luego lo elogias, esto mina tu autoridad. Le demuestra a tu peludo que no tiene que obedecer al momento a todo lo que digas.

Otro ejemplo: quieres que tu perro te espere en la puerta del supermercado. Le dices quédate tantas veces que piensa que tiene que quedarse mientras digas la orden quédate. En cuanto desaparezcas en el supermercado y no puedas gritarle quédate, pegará un salto e intentará correr detrás de ti.

A tu perro también le costará obedecer si le das las órdenes en un momento inoportuno. Los perros que están haciendo sus necesidades y les dicen que vayan hacia su cuidador no pueden ejecutar la orden. Tampoco sirve de nada decirle al perro que se esté quieto cuando debe hacerlo 50 metros después, cuando hayas llegado a la puerta del supermercado.

La ejecución siempre debe seguir inmediatamente a la enunciación de la orden. No confundas a tu perro explicándole las cosas antes. Los perros no son personas, por lo que solo entienden nuestras palabras en relación con hechos.

Mi perro no me hace caso: recompensas incorrectas

Tan decisivo como el momento de dar la orden es el momento de recompensar al perro. Los perros solo asocian los elogios y las regañinas con conductas inmediatas.

Si tu perro ladra y gruñe cuando suena el timbre y lo acaricias para que se calme, él entiende esto: «Cuanto más alto ladre cuando suena el timbre, más caricias me darán».

También puede que quieras darle una chuchería para recompensarlo por venir a ti y tardas tanto en sacarla del paquete que empieza a gemir de impaciencia. Tu perro ya no asociará la orden de venir con la recompensa, sino los gemidos.

Hasta que tu perro aprende una orden y la obedece a pies juntillas pasa un tiempo. Incluso los mejores ejercicios de la escuela canina se olvidan en algún momento si no los practicas en casa.

Las órdenes y comandos se tienen que practicar constantemente y en todos los lugares posibles. Si todos los estímulos desaparecen, como los snacks, los juguetes o las caricias, se preguntará por qué tendría que obedecerte.

Recompensa continua del buen comportamiento

Muchos esperan que los perros que han aprendido a acatar órdenes en la escuela canina conserven este aprendizaje para siempre. La cosa no funciona así.

El requisito es que seas consecuente también fuera de la escuela. Debes atenerte a las órdenes que hayas elegido y seguir elogiando al perro por su buen comportamiento.

«Mi perro no me hace caso: ¿es tarde para enseñarle a obedecerme?». La buena noticia es que todos los perros pueden aprender a obedecer.

Lo ideal sería que aprenda las órdenes básicas más importantes en edad de cachorro, claro. Sin duda, es más fácil enseñar el comportamiento correcto a un perro joven que a uno adulto. Al fin y al cabo, este ya ha adquirido malas costumbres.

Además, hay diferencias entre razas. Por ejemplo, el adiestramiento de un lebrel afgano, un sabueso o un perro lobo, famosos por tener cierta cabezonería, requiere más paciencia y conocimientos que el de un labrador o un golden retriever. Sin embargo, incluso los perros difíciles de adiestrar se pueden llevar por el buen camino.

Lecturas recomendadas: Cómo adiestrar un cachorro y Cómo adiestrar un perro adulto

Hay muchos métodos para enseñar las órdenes básicas que facilitan la convivencia entre perros y personas. Cuál es el correcto es algo que depende de cada perro. Al igual que nosotros, los perros son seres individuales que reaccionan a distintos estímulos.

En cualquier caso, es aconsejable apuntarlo a una escuela canina. Los adiestradores experimentados observarán a tu perro atentamente y sabrán enseguida qué método será más eficaz.

No solo practicará tu perro las órdenes, sino que tú también aprenderás cómo comportarte para que te obedezca.

¿Qué ejercicios de obediencia hay?

Si tu perro te hace caso o no es algo que depende de su motivación interior. La obediencia tiene que valer la pena para él. Para practicar esto, el adiestramiento de obediencia primero tiene que parecerle divertido.

Con alegría y refuerzo positivo, los perros aprenden mucho más rápida y eficazmente que con dureza o mano dura. Resumiendo, si a la ejecución correcta de las órdenes sigue una recompensa, el perro seguirá mostrando este comportamiento.

Hay muchos tipos de recompensas. Pueden ser una chuchería o su juguete preferido, pero también una caricia cariñosa o palabras dulces.

Pequeñas libertades como recompensa

En función de la situación, las pequeñas libertades también pueden funcionar como recompensa. Por ejemplo, puedes soltarlo de la correa si ha obedecido cuando le has dado la orden de quedarse quieto o dejarlo jugar con otros perros si ha caminado a tu lado y ha esperado pacientemente a que se lo permitas.

Lo importante es que el perro asocie la recompensa claramente con la acción deseada.

Un perro obediente no solo domina las órdenes básicas, sino que también camina bien con la correa. Él no decide hacia dónde vais, sino tú.

Muéstrale a tu perro que caminar con la correa también es divertido. Para ello, puedes enseñarle ejercicios variados con la correa en un prado grande. Se divertirá mucho haciendo eslalon, corriendo rápido y parándose de golpe, caminando hacia atrás o cambiando de sentido rápidamente. Esto hará que te siga atentamente.

Cuando practiques estos ejercicios, la correa debe estar floja porque no sirve para tirar de él bruscamente en una dirección.

Resistirse a las tentaciones

Para enseñarle a permanecer a tu lado aunque haya estímulos y tentaciones externos, coloca juguetes o comida a cierta distancia.

Si el perro tira de la correa y quiere salir corriendo, aléjate con él sin decir nada para aumentar la distancia respecto a los objetos de deseo. Solo debes dárselos cuando consiga quedarse tranquilo y llegar al objetivo con la correa floja.

Mi perro no me hace caso
Cuando un perro no obedece, asistir a una escuela canina puede resultar de ayuda.

Conclusión: el éxito depende de ti

Prueba varios métodos de adiestramiento para averiguar cuál os funciona mejor. Un adiestrador de perros puede darte más consejos y enseñarte trucos para mejorar la obediencia de tu perro.

Nunca es tarde para enseñarle a tu perro a hacerte caso, pero el éxito depende de ti. Depende tu paciencia, perseverancia y, sobre todo, del tiempo que quieras invertir en tu perro y el adiestramiento.

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