Cushing en gatos

Cushing en gatos

El sobrepeso y el decaimiento pueden ser síntomas de Cushing en gatos.

¿A tu gato le ha salido una gran tripa colgante o tiene la piel muy sensible al tacto? Todo esto podría ser síntoma de Cushing en gatos. Te explicamos por qué esta sospecha hace que la visita al veterinario sea obligatoria y cómo acompañar a tu gato durante la enfermedad.

¿Qué es el Cushing en gatos?

En el síndrome de Cushing en gatos, las glándulas suprarrenales producen demasiado cortisol, la hormona del estrés. Esto provoca un hipercortisolismo.

¿Qué pasa si no se trata?

A diferencia del síndrome de Cushing en perros, el Cushing espontáneo (hiperadrenocorticismo espontáneo) es menos frecuente en gatos. No obstante, como la enfermedad en gatos suele detectarse tarde, muchos animales afectados sufren un curso grave con complicaciones.

Un Cushing en gatos no tratado puede provocar la muerte. Por eso, hay que acudir al veterinario en cuanto aparezcan los síntomas.

Como el cortisol actúa en muchos lugares del cuerpo, el cuadro clínico del Cushing en gatos es muy variado. Estos son los síntomas más comunes:

  • Malestar general
  • Mayor ingesta de agua (polidipsia)
  • Micción incrementada (poliuria)
  • Más apetito y hambre canina
  • Aseos frecuentes
  • Piel sensible con desgarros y heridas que no cicatrizan (síndrome de la piel frágil)
  • Piel con aspecto delgado y más oscuro
  • Caída del pelo (especialmente en el lomo o la cola)
  • Atrofia y debilidad musculares
  • Aumento del vientre (tripa colgante)
  • Aumento de peso
  • En casos aislados, infestación de ácaros (demodicosis)

El nivel de cortisol elevado debilita el sistema inmunitario del gato aún más. Por tanto, es más propenso a contraer infecciones bacterianas y víricas, así como enfermedades inflamatorias como la pancreatitis. Además, el ochenta por ciento de los gatos desarrollan diabetes mellitus en el curso de la enfermedad.

¿Cuándo tengo que llevarlo al veterinario?

¿Has detectado alguno de estos síntomas en tu gato? En ese caso, debes llevarlo al veterinario lo antes posible para que este pueda iniciar un tratamiento a tiempo.

El diagnóstico del hiperadrenocorticismo en gatos no es fácil. Para consolidarlo, el veterinario primero realiza un chequeo general y, después, varias pruebas especiales. Se suele recurrir a una combinación de ecografía y pruebas funcionales hormonales.

Análisis de sangre

El análisis de sangre se realiza porque los valores sanguíneos suelen estar alterados con el Cushing en gatos. Por ejemplo, en el cuarenta por ciento de los gatos, la fosfatasa alcalina (ALP), una enzima hepática, está elevada. Además, en muchos casos la concentración de colesterol es más alta que en gatos sanos.

Ecografía

Con este método de imagen, el veterinario evalúa las estructuras de las glándulas suprarrenales. De este modo, puede detectar tumores en los órganos. Asimismo, un engrosamiento de una o ambas glándulas puede ser un indicio de hiperadrenocorticismo felino. También se examinan el hígado y otros órganos colindantes para detectar anomalías.

Pruebas funcionales hormonales

Para emitir el diagnóstico del Cushing en gatos se requieren varias pruebas funcionales hormonales.

  • Cociente cortisol-creatinina en orina: el veterinario mide la concentración de cortisol en la orina del gato. Un nivel hormonal alto apunta al síndrome de Cushing. No obstante, el estrés por la visita al veterinario también puede provocar un aumento considerable del cociente cortisol-creatinina en orina.
  • Test de inhibición con dexametasona (dosis baja): el veterinario comprueba si la concentración de cortisol es normal con un análisis de sangre. A continuación, le administra al gato un medicamento similar al cortisol. En gatos sanos, este debería provocar una retroalimentación negativa y, por consiguiente, una menor secreción de ACTH y cortisol. Si la concentración de cortisol permanece elevada durante mucho tiempo, esto es signo de Cushing en gatos.
Cushing en gatos
Las ecografías y las pruebas funcionales hormonales son la mejor manera de detectar el síndrome de Cushing.

Los síntomas del Cushing en gatos son la consecuencia de un aumento patológico de la producción de cortisol, la hormona de las glándulas suprarrenales. Las causas suelen ser tres:

  • Hiperadrenocorticismo hipofisario: en el ochenta por ciento de los casos, los responsables son tumores hipofisarios con engrosamiento bilateral de la corteza suprarrenal. En su mayoría, se trata de adenomas benignos que producen ACTH.
  • Hiperadrenocorticismo adrenérgico: en el veinte por ciento de los casos, los gatos con síndrome de Cushing presentan tumores en la corteza suprarrenal. El cincuenta por ciento son benignos y el otro cincuenta por ciento son malignos y producen cortisol.
  • Yatrogénico: un tratamiento a largo plazo con glucocorticoides y progestágenos, por ejemplo, preparados de cortisona como prednisolona o dexametasona, puede provocar Cushing en gatos.

¿Cómo funciona normalmente el ciclo hormonal?

La hipófisis del cerebro del gato controla varios ciclos hormonales, como la producción de cortisol. Cuando la adenohipófisis segrega la ACTH, esta estimula la corteza suprarrenal para que produzca cortisol.

Si se segrega demasiado cortisol, una retroalimentación negativa automática hace que el cerebro segregue menos ACTH. Así es como un gato sano regula su nivel de cortisol en sangre.

La elección del tratamiento eficaz contra el síndrome de Cushing en gatos depende de la causa subyacente:

Tumor suprarrenal

Si tu gato tiene un tumor suprarrenal, el veterinario puede extirpar la glándula suprarrenal si el tumor aún no se ha extendido a otros órganos. Tras la extirpación, la otra glándula suprarrenal compensa el órgano faltante. Si se extirpan las dos glándulas, el gato necesitará tomar prednisolona y fludrocortisona de por vida.

En caso de que no se pueda operar, se puede recurrir a la quimioterapia. El medicamento debilita la producción de cortisol en las glándulas suprarrenales. Solo está homologado para perros, pero el veterinario puede reconvertirlo y prescribírselo a tu gato.

Síndrome de Cushing hipofisario

Si el gato sufre un síndrome de Cushing hipofisario, un cirujano experto puede extirpar el tumor hipofisario. Si no se puede extirpar, se puede aplicar quimioterapia con trilostano. El gato deberá ir al veterinario periódicamente para medir el nivel de cortisol en sangre y ajustar la dosis.

Complicaciones en caso de síndrome de piel frágil

Si el gato ya tiene problemas de piel antes de la operación, con alteraciones de cicatrización y desgarros, un tratamiento con cortisona antes de la intervención permite que las heridas curen bien.

Precio del diagnóstico y el tratamiento

Los costes del tratamiento dependen de los exámenes requeridos, la medicación y las posibles complicaciones. Debido a lo extenso que es el diagnóstico y a la medicación de por vida, el síndrome de Cushing es una de las dolencias felinas más caras. En total, los costes pueden ascender a cientos de euros.

Pronóstico: ¿tiene cura?

El pronóstico del hiperadrenocorticismo en gatos depende de los síntomas y de la magnitud de la enfermedad. Como los gatos enfermos suelen llevarse al veterinario demasiado tarde, muchos mueren al poco tiempo o tienen que sacrificarse.

No obstante, si el Cushing en gatos se detecta y trata a tiempo, el pronóstico es favorable. Eso sí, el gato deberá someterse a controles hormonales y tomar medicamentos de por vida. Sin embargo, esto le permitirá llevar una vida feliz si está bien cuidado.

Prevención: ¿se puede evitar?

Por desgracia, muchos cánceres aparecen de manera espontánea y no se pueden prevenir. Esto también es así con el hiperadrenocorticismo felino. Para que el gato tenga suficientes fuerzas para combatir la enfermedad, puedes fomentar su salud todo lo que puedas.

La mejor manera de hacerlo es con una alimentación acorde a la especie, vacunas, desparasitaciones, suficiente ejercicio y la prevención de factores de riesgo, como el sobrepeso.

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