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La evaluación de la marcha forma parte del examen de cojera.
¿Tu perro se levanta de la camita y, de repente, camina rígido o incluso cojea? ¿Media hora después vuelve a correr detrás de un gato como si nada? En ese caso, el problema podría ser la artrosis. En este artículo aprenderás todo lo que hay que saber sobre la artrosis en perros.
¿Hasta qué punto es peligrosa la artrosis en perros?
Realmente, la artrosis en perros no es peligrosa. Sin embargo, provoca un dolor fuerte y constante que limita su capacidad de movimiento. Por eso, no debes tomártela a la ligera.
Síntomas: ¿cuáles son los signos más importantes?
La artrosis en perros una enfermedad de curso lento. Al principio, el cuidador detecta cierta rigidez después de descansos largos. Pasado un tiempo, los síntomas remiten y el perro calienta, por así decirlo.
Sin embargo, es frecuente que los signos de la artrosis canina estén ocultos. El perro se para durante el paseo o se da media vuelta. Otros perros ya no quieren subirse al coche o se lamen mucho una sola pata.
Como consecuencia del dolor, la artrosis hace que el perro intente evitar sobrecargar la pata afectada. Esto hace que la masa muscular de esta pata disminuya y que las demás se sobrecarguen más. Además, el dolor sigue aumentando por el debilitamiento de la musculatura porque se ejerce aún más presión en las articulaciones. A la larga, la articulación se engrosa.
Diagnóstico: ¿cómo se detecta?
La sospecha de artrosis en perros aparece por los síntomas clínicos, la información del cuidador, la edad y la raza. El veterinario realiza un examen de cojera y evalúa la marcha del perro, entre otras cosas. Normalmente, esto permite averiguar qué articulación está afectada.
Para descartar otras causas del dolor articular y determinar la gravedad de la artrosis, pueden emplearse varios métodos de imagen. Estos pueden ser:
Radiografías
Ecografías
Tomografías computarizadas (TC)
Tomografías por resonancia magnética (TRM)
Exploración endoscópica de la articulación
Los tres últimos métodos requieren anestesia. Pero no te preocupes, ya que, en algunos casos, esta es la única manera de ayudar al perro.
Tratamiento: ¿qué opciones hay?
Por desgracia, la osteoartritis en perros no se puede curar. El objetivo del tratamiento consiste en aliviar el dolor y ralentizar el curso de la artrosis. Los desencadenantes como las desalineaciones, lesiones articulares o roturas se tratan quirúrgicamente.
También se puede recurrir a las medidas siguientes:
Medicamentos:existen varios principios activos para tratar el dolor y la inflamación articular. En función de la gravedad de la enfermedad, el veterinario decidirá qué medicamentos y analgésicos están indicados para tu perro.
Fisioterapia: con movimientos y ejercicios específicos, la fisioterapia relaja las tensiones y ayuda al perro a desarrollar la musculatura.
Plan de ejercicio:un ejercicio ligero regular, como la natación para perros, mantiene la movilidad de la articulación y favorece el desarrollo muscular.
Pérdida de peso:el sobrepeso sobrecarga las articulaciones del perro.
Alimentación:cambiar a un pienso dietético también puede formar parte del tratamiento, por ejemplo, para bajar de peso.
Otros tratamientos:en función de la gravedad, el perro puede beneficiarse de la radioterapia o los tratamientos con ondas de choque. También hay opciones quirúrgicas, como la fijación de la articulación o una prótesis articular.
En función del curso de la artrosis en perros, el tratamiento requerirá ajustes continuos. En este sentido, una buena colaboración entre tú y el veterinario es de suma importancia.
Advertencia: La elección de un alimento dietético adecuado puede favorecer las funciones físicas naturales del perro. No obstante, recuerda que una comida de dieta no puede curar ni prevenir enfermedades. Además, la alimentación correcta del perro es un tema que siempre hay que hablar con el veterinario. En la tienda online de zooplus encontrarás alimentos dietéticos especiales:
Pronóstico: ¿cuáles son las probabilidades de curación?
Por desgracia, la osteoartritis en perros no se puede curar. Al menos, con la combinación correcta de medicamentos, alimentación y ejercicio, puedes ralentizar el avance de la enfermedad. Lo importante es empezar lo antes posible con el tratamiento. El objetivo primordial es mantener la calidad de vida del perro y aliviar el dolor tanto como se pueda.
Causas: ¿cómo aparece la enfermedad?
La artrosis puede aparecer en una o más articulaciones de las extremidades o de la columna. Suele afectar a las articulaciones con mayor sobrecarga, que son las rodillas, los codos, las caderas y los hombros. Además, afecta a perros de cualquier edad, aunque los mayores, especialmente los debilitados, son los que más la sufren.
Las razas con predisposición genética a las enfermedades articulares, como la displasia de cadera o codo, son las más propensas. No obstante, las razas pequeñas tampoco se libran. Las posibles causas de la artrosis en perros son numerosas:
Esfuerzos o cargas incorrectas por deporte, trabajo o sobrepeso
Traumatismos, como esguinces, torceduras o roturas de huesos
Artritis en perros causadas por infecciones, como la enfermedad de Lyme o la erliquiosis
Desalineaciones o malformaciones de las patas, como en la displasia de cadera
Inciso: estructura de una articulación canina
¿Cómo está estructurada una articulación sana?
Para entender mejor cómo altera las articulaciones la artrosis en perros, es importante conocer la estructura de una articulación.
Una articulación es una unión móvil entre dos o más huesos. Estos huesos encajan perfectamente unos sobre o dentro de otros y están cubiertos por una capa cartilaginosa en los extremos. El cartílago de las articulaciones tiene propiedades especiales. Es muy compacto, pero reacciona con elasticidad a la presión y a la flexión. El cartílago se encarga de que las superficies articulares encajen sin fricción entre ellas y amortigua los golpes.
Para fijar la articulación, esta está rodeada de una cápsula, que está revestida internamente por la membrana sinovial. Esta membrana, a su vez, produce el líquido sinovial. Este, por un lado, lubrica la articulación y, por otro, le suministra nutrientes esenciales.
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¿Qué pasa cuando aparece la artrosis?
Una artrosis en perros es, ante todo, una enfermedad del cartílago. Debido a las causas antes indicadas, el cartílago se sobrecarga y se daña. Por tanto, pierde elasticidad y empieza a desgastarse o a desgarrarse contra la superficie. Así pues, cada vez está más delgado y áspero. Dado que el cartílago pierde su capacidad de amortiguación, ahora solo la cápsula se encarga de interceptar los golpes. Esto provoca engrosamiento y rigidez en la cápsula.
Además, la membrana sinovial se irrita y la producción de líquido cambia o se reduce. Su capacidad de lubricación disminuye y la fricción en la articulación vuelve a aumentar. Este cambio de composición hace que ya no haya suficientes nutrientes para reparar y desarrollar el cartílago.
Los huesos situados debajo del cartílago amplían su superficie de carga y se empiezan a producir formaciones óseas (exostosis). Pueden sobresalir hacia fuera, pero también adentrarse en el espacio articular y rozar. El cartílago sigue dañándose y reduciéndose. Además, el tejido óseo, a diferencia del cartílago, es sensible al dolor. Por lo tanto, la sobrecarga del hueso provoca fuertes dolores.
Prevención ¿cómo se previene?
Puedes contrarrestar la artrosis canina ya desde la edad de cachorro. Lo primero que debes evitar es el sobrepeso.
Además, dale una alimentación para cachorros adaptada a sus necesidades con todas las vitaminas, minerales, oligoelementos y aminoácidos importantes. Estos favorecen el crecimiento natural. Cuando elijas al perro, asegúrate, en la medida de lo posible, de que los padres no padezcan enfermedades articulares comunes.
Para que las articulaciones se desarrollen bien durante el crecimiento, evita grandes esfuerzos. No conviene que suba escaleras a menudo, salte dentro o fuera del coche ni dé paseos largos durante el crecimiento. Es mejor dar paseos cortos, pero frecuentes, también con perros mayores.
La tos en perros, al igual que en los humanos, no es una enfermedad independiente. Es un síntoma de afecciones del aparato respiratorio u otros órganos. La tos puede ser también un reflejo para proteger al cuerpo de diferentes elementos, como cuerpos extraños o sustancias irritantes. A menudo la tos puede confundirse con vómitos o regurgitación, estornudos inversos, asfixia o jadeos intensos. Podemos diferenciar entre tos irritativa sin expulsión (tos no productiva) y tos húmeda con expulsión (tos productiva). Ambos tipos de tos pueden ser crónicos o agudos.
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