Epilepsia en gatos This article is verified by a vet

Epilepsia en gatos

Después de sufrir un ataque epiléptico, el gato necesita descansar.

El peor escenario para quien tenga gatos: de pronto, el minino está tirado en el suelo convulsionando y uno/a no sabe qué hacer. En este artículo te explicamos cómo se produce la epilepsia en gatos y cómo podemos ayudar a nuestros mininos.

¿Qué es la epilepsia?

Hay tres sustancias que controlan la actividad del cerebro. El glutamato y el aspartato estimulan las neuronas, mientras que el ácido γ-aminobutírico (GABA) las inhibe. Si se produce un desequilibrio entre estimulación e inhibición, se produce una crisis epiléptica.

Las convulsiones en gatos siempre se dividen en cuatro fases, cuyos síntomas difieren mucho entre ellos:

  • Fase prodrómica:aparece desde horas hasta días antes del ataque en sí y se manifiesta con una fuerte agitación del gato.
  • Aura:en esta fase, muchos gatos presentan un intenso deseo de estar cerca de la persona. Sin embargo, hay gatos que se comportan de forma extraña, como más esquivos o agresivos de lo normal.
  • Ictus: es el ataque epiléptico visible propiamente dicho.
  • Fase posictal:esta es la fase de recuperación. En este periodo, los gatos enfermos están agotados y duermen mucho.

Si se producen dos ataques epilépticos en un intervalo de 24 horas, los médicos hablan de epilepsia en gatos.

Síntomas: ¿cómo se detecta?

Durante el ictus en sí, y a veces también en las demás fases, los gatos epilépticos presentan los signos siguientes:

  • Caídas repentinas y espasmos tónicos (contracción de los músculos) y clónicos (convulsión de los músculos) en todo el cuerpo
  • Estiramiento de todos los miembros
  • Inconsciencia
  • Evacuación involuntaria de orina y heces
  • Alucinaciones (caracterizadas por abundantes maullidos, mordiscos en la cola y correteos)
  • Movimientos masticatorios e incremento de la salivación
  • Cambios de comportamiento

Sin embargo, no todas las crisis son iguales, por lo que la epilepsia en gatos se distingue entre dos formas:

Convulsiones en racimo

Las convulsiones en racimo designan la concurrencia de dos o más ataques epilépticos en un periodo de 24 horas. Si esto sucede, debes llevar al gato al veterinario de inmediato. Por desgracia, no es raro que de un ataque de convulsiones en racimo se produzca un estatus epiléptico. En este estado, el gato corre un peligro mortal.

Estatus epiléptico

El estatus epiléptico define un ataque epiléptico en el que el gato pierde la consciencia durante más de cinco minutos. Como decíamos, una crisis en racimo puede convertirse en estatus epiléptico si el gato no recupera el conocimiento entre ataques. Lógicamente, esto también es una urgencia.

Síntomas: ¿cómo se detecta?

Durante el ictus en sí, y a veces también en las demás fases, los gatos epilépticos presentan los signos siguientes:

  • Caídas repentinas y espasmos tónicos (contracción de los músculos) y clónicos (convulsión de los músculos) en todo el cuerpo
  • Estiramiento de todos los miembros
  • Inconsciencia
  • Evacuación involuntaria de orina y heces
  • Alucinaciones (caracterizadas por abundantes maullidos, mordiscos en la cola y correteos)
  • Movimientos masticatorios e incremento de la salivación
  • Cambios de comportamiento

Sin embargo, no todas las crisis son iguales, por lo que la epilepsia en gatos se distingue entre dos formas:

Convulsiones en racimo

Las convulsiones en racimo designan la concurrencia de dos o más ataques epilépticos en un periodo de 24 horas. Si esto sucede, debes llevar al gato al veterinario de inmediato. Por desgracia, no es raro que de un ataque de convulsiones en racimo se produzca un estatus epiléptico. En este estado, el gato corre un peligro mortal.

Estatus epiléptico

El estatus epiléptico define un ataque epiléptico en el que el gato pierde la consciencia durante más de cinco minutos. Como decíamos, una crisis en racimo puede convertirse en estatus epiléptico si el gato no recupera el conocimiento entre ataques. Lógicamente, esto también es una urgencia.

Causas: ¿cómo aparece la epilepsia en gatos?

Los veterinarios distinguen entre epilepsia congénita o idiopática y secundaria o adquirida. A diferencia de los perros, la forma congénita o idiopática de la epilepsia en gatos es muy rara. Es mucho más frecuente que sufran la forma secundaria.

La epilepsia adquirida surge como consecuencia de un suministro de oxígeno insuficiente o por daños en el tejido nervioso. La causa pueden ser infecciones bacterianas o víricas que desencadenen una encefalitis o una meningitis.

Sin embargo, es mucho más habitual que la epilepsia secundaria en gatos se produzca por un tumor o una lesión.

Las convulsiones en gatos no siempre tienen su origen en el cerebro. Si la causa se encuentra fuera del cerebro, esto se conoce como epilepsia extracerebral.

Algunas posibles causas son insuficiencia renal, enfermedades hepáticas, diabetes o hipertiroidismo. El desencadenante de las crisis también pueden ser intoxicaciones, como por medicamentos. Además, un déficit de nutrientes (en este caso, de vitamina B1 mayoritariamente) también puede provocar una epilepsia extracerebral.

Epilepsia en gatos

Diagnóstico: ¿cómo se detecta?

Si tu gato ha sufrido un ataque, debes llevarlo al veterinario inmediatamente después. No intentes trasladarlo durante la crisis, ya que, probablemente, no llegarás antes de que acabe. La única excepción son las convulsiones en racimo o el estatus epiléptico.

Durante la anamnesis, el veterinario puede recabar información importante y descartar posibles causas. Algunos datos esenciales son la alimentación, el comportamiento y la procedencia del gato.

Después de un chequeo general, se llevan a cabo varias medidas diagnósticas. Un análisis de sangre puede ofrecer indicios de causas que se encuentren fuera del cerebro.

Para detectar la presencia de infecciones bacterianas o virales, enfermedades metabólicas e inflamaciones, es recomendable tomar muestras de sangre y líquido cefalorraquídeo.

Además, para descartar lesiones internas, malformaciones o tumores, es aconsejable realizar radiografías, tomografías computarizadas (TC) o resonancias magnéticas.

Tratamiento

En general, la epilepsia en gatos es una enfermedad incurable. Por eso, los controles exhaustivos y una buena colaboración entre tú y el veterinario son esenciales. Básicamente, el tratamiento pretende que el gato no sufra ataques epilépticos o sufra los mínimos posibles.

La terapia concreta siempre depende de la causa subyacente. La epilepsia primaria suele requerir la administración de medicamentos de por vida, normalmente fenobarbital.

Si se trata de una epilepsia secundaria, la única posibilidad de tratarla es combatir la enfermedad subyacente. Por ejemplo, las infecciones bacterianas se deben tratar con antibióticos. Si el gato tiene un tumor, este se puede extirpar quirúrgicamente o tratar con radioterapia o quimioterapia.

¿Qué se puede hacer cuando un gato tiene una crisis epiléptica?

Por muy chocante que resulte la imagen de tu gato convulsionando, intenta mantener la calma. Tampoco te pongas en peligro, ya que tu gato no puede controlar los dientes ni las uñas mientras convulsiona.

Lo mejor que puedes hacer es grabar el ataque en vídeo. Así, el veterinario tendrá información sobre el tipo y la duración de la crisis.

Si tu gato ya ha tenido ataques con frecuencia, seguramente el veterinario te habrá dado medicamentos para urgencias. Por ejemplo, puedes administrarle diazepam por vía rectal.

Pronóstico: ¿cuáles son las probabilidades de curación?

Por desgracia, la epilepsia en gatos no se puede curar. No obstante, en el caso de una epilepsia primaria, la toma de medicamentos de por vida mejora la calidad de vida. Para ello, administrarle la medicación regular y correctamente es un requisito indispensable.

Si se trata de una epilepsia secundaria, el pronóstico dependerá de lo bien que se pueda tratar la enfermedad subyacente. Por ejemplo, un tumor agresivo o una lesión empeoran el pronóstico considerablemente.

Profilaxis: ¿se puede prevenir?

La epilepsia en gatos no se puede evitar, pero sí que puedes hacer cosas para minimizar el riesgo:

  • A la hora de criar y comprar gatitos, asegúrate de que los padres sean animales sanos.
  • Los medicamentos y otras sustancias tóxicas deben guardarse bajo llave.
  • Una alimentación equilibrada que cubra la demanda de vitaminas y nutrientes es importante para la salud general del gato.

Franziska G., Veterinaria
Profilbild von Tierärztin Franziska Gütgeman mit Hund

Me formé como veterinaria de forma íntegra en la Universidad Justus-Liebig Gießen en Alemania, donde pude adquirir experiencias en diversas áreas como medicina para roedores y animales pequeños, animales grandes y animales exóticos, así como farmacología, patología e higiene de los alimentos. Desde entonces, además de trabajar como autor veterinario, he estado trabajando en mi tesis doctoral de carácter científico. Mi objetivo es conseguir proteger mejor a los animales de los patógenos bacterianos que causan las enfermedades. Además de mis conocimientos veterinarios, también comparto mi propia experiencia como cuidadora de mi perro, por lo que puedo entender y aclarar miedos y problemas, así como otras cuestiones importantes sobre la salud de los animales.


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