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Los hay quienes jamás tendrían una gamba japónica (Caridina multidentata) en su acuario. Otros, en cambio, no pueden imaginarse un acuario sin gambas. Independientemente de lo que opines de estos bichitos afiligranados, lo que es seguro es que hacen un trabajo importante para mantener el ecosistema, igual que en la naturaleza.
El cuerpo de la gamba japónica es transparente y tiene puntitos. Según la composición del agua, adquiere un aspecto translúcido entre verdoso y rojizo. Las hembras adultas miden unos siete centímetros y tienen patas de dos centímetros de largo. Los machos son casi iguales, con la única diferencia de que son un poco más pequeños.
Tenencia: ¿qué hay que tener en cuenta?
En cuanto a los valores del agua, la gamba japónica es muy poco exigente. Tolera sin problema una dureza de 2-20 °dH y una temperatura de 23-27 °C.
En algunas fuentes se habla incluso de valores extremos de entre 15 y 28 grados. Si es posible, el pH no debe superar el nivel de 7,5. De lo contrario, las gambas se vuelven letárgicas fácilmente y no se encuentran bien.
Los valores del agua en un acuario con gambas japónicas deben ser constantes. Las fluctuaciones bruscas no les sientan nada bien. Por eso, es recomendable cambiar el agua con más frecuencia, pero en menor cantidad (treinta por ciento aproximadamente). También cabe mencionar que la gamba japónica necesita un agua rica en oxígeno.
En nuestro artículo El agua del acuario te ofrecemos más información sobre los valores del agua.
La gamba japónica es un animal pacífico que puede convivir con peces pacíficos del mismo tamaño. En cambio, ten cuidado con los peces más grandes o depredadores, ya que podrían comérselas fácilmente.
Como mejor se sienten estas gambas es en un grupo de diez ejemplares como mínimo. En un acuario mixto suelen ser bastante discretas. Se colocan entre las plantas o en el suelo y buscan alimento por el entorno.
Cuando nadan parecen fantasmas translúcidos flotando por el agua. No solo constituyen la policía sanitaria perfecta, sino que también son criaturas fascinantes de observar.
En cautividad viven bastante más que en la naturaleza. De hecho, con una buena tenencia pueden vivir entre seis y ocho años.
Alimentación: ¿qué come?
La gamba japónica se conforma con un acuario relativamente pequeño, con una longitud de unos treinta centímetros. El acuario no debe ser demasiado claro y tiene que contar con plantas a modo de escondites.
Si no hay algas en el acuario, deberás darles comprimidos u otro alimento a base de algas, como el que se vende para siluros. De lo contrario, las gambas se marchitan.
Otra opción es aumentar la duración de la iluminación del acuario para que se formen algas como base alimenticia. También les gustan otros alimentos, como los copos, la comida congelada y el alimento vivo pequeño. No obstante, las algas no deben faltar en su dieta porque son su fuente nutricional principal.
Comportamiento: herramientas de agarre
La gamba japónica busca alimento incansablemente con sus delicadas herramientas de agarre. Su dieta incluye sobras de comida, trozos de plantas e incluso peces muertos, pero las algas son su alimento principal.
Al fin y al cabo, esta es la cualidad que la ha hecho tan famosa. Hoy en día se encuentran gambas Caridina multidentata en las tiendas cada vez con más frecuencia. De hecho, en muchos acuarios ya se han vuelto imprescindibles.
Cría y reproducción
A diferencia de su tenencia, la cría de la gamba japónica es bastante difícil. Aunque las gambas adultas viven en regiones de agua dulce, las larvas se desarrollan en aguas salobres. Cuando salen del huevo en la naturaleza, los alevines se dejan llevar por la corriente hasta las desembocaduras, más saladas.
Una vez finalizado su desarrollo, vuelven a las regiones de agua dulce. Por eso, para criar estas gambas se necesitan dos acuarios diferentes.
Funcionamiento de la cría
Primero, coloca la hembra en el acuario separado (aún con agua dulce) antes de que las larvas salgan del huevo.
Una vez que todos los alevines hayan salido del huevo, devuelve a la madre al acuario original.
Ahora debes añadir sal marina especial al segundo acuario para que los alevines puedan desarrollarse del todo.
Pasados unos cuarenta días, el desarrollo ha terminado y las gambas ya pueden trasladarse al acuario original.
Otra opción es dejar que salgan del huevo en el acuario de agua dulce y, a continuación, aspirarlas con cuidado y colocarlas en el acuario de agua salobre.
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