Terapia con gatos: ayuda felina para personas enfermas

Terapia con gatos

Los gatos son un bálsamo para el alma.

Los animales son beneficiosos para el alma. En la terapia con animales se utilizan perros, caballos y, cada vez más, gatos, entre otros animales. Pero, ¿cómo puede ayudar la terapia con gatos a las personas enfermas? ¿Qué requisitos deben reunir los gatos de terapia?

A los gatos les da igual si una persona es mayor, está enferma o tiene una discapacidad. Lo importante es que los traten bien. Un gato no tiene segundas intenciones y su cariño siempre es sincero. Esta aceptación incondicional es un bálsamo para el alma de las personas, especialmente cuando están sufriendo.

Gatos terapeutas

Los psicoterapeutas se han dado cuenta del efecto positivo de los animales en los pacientes con enfermedades psicológicas. Por eso, en la terapia asistida con animales se emplean perros, caballos o llamas, por ejemplo. No obstante, cada vez se recurre más a la terapia asistida con gatos. Gracias a su sensibilidad, los gatos son muy buenos para el alma.

En la práctica, los gatos tienen un efecto calmante en muchos pacientes ya solo con su presencia. Un gato durmiendo plácidamente enroscado en el sofá de la sala de terapia u olfateando a un paciente nuevo contribuye a reducir los miedos y a generar confianza.

Además, estos gatos actúan como rompedores del hielo. Empezar a hablar resulta más fácil si el terapeuta y el paciente pueden tener una conversación inocente sobre el animal. Así, es más sencillo abordar temas complicados después de un arranque como este.

La terapia con gatos ha demostrado su eficacia contra la depresión y los trastornos de ansiedad o por estrés postraumático.

Hormonas de la felicidad en el contacto con gatos

El efecto positivo de los gatos en el alma humana se puede demostrar científicamente. Los investigadores han averiguado que el cerebro humano segrega más hormonas de la felicidad al acariciar a un gato. Además, se reduce la producción de hormonas del estrés.

El ronroneo disminuye la presión arterial y, con ello, el riesgo de infarto, como afirma un estudio del centro de accidentes cerebrovasculares de la Universidad de Minnesota. Asimismo, el cerebro humano reacciona al ronroneo segregando serotonina, la hormona del bienestar.

Terapia con gatos
La terapia con gatos tiene un efecto calmante y facilita el tratamiento de los niños.

Terapia con gatos para niños

Los niños son los que más se benefician de una terapia asistida con gatos. Por ejemplo, los niños con autismo suelen tener problemas para comunicarse con otras personas. Tienden a tomarse las cosas que les dicen literalmente y tienen problemas para interpretar los sentimientos humanos.

En cambio, los gatos los aceptan tal y como son. Los dobles sentidos, las segundas intenciones y la ironía no forman parte de su repertorio. Comunican sus sentimientos abiertamente. Estas cualidades hacen que a los niños les resulte más fácil comunicarse y los ayudan a abrirse.

También se emplea la terapia con gatos para niños con trastorno por déficit de atención (TDA). Los mininos los ayudan a calmarse y a concentrarse.

Gatos de terapia en residencias de mayores

La terapia con gatos no solo es beneficiosa para las personas con enfermedades psíquicas, sino también para personas mayores. Antiguamente se veía a los animales en residencias de ancianos con escepticismo. Al fin y al cabo, dan mucho trabajo y son poco higiénicos.

Esto ha cambiado porque nos hemos dado cuenta del efecto beneficioso de los animales en las personas, especialmente las mayores. En algunas residencias se permite que las personas mayores ingresen con su animal de compañía. Otros centros tienen gatos propios o hacen que un terapeuta con gato venga a visitar a los residentes.

La terapia con gatos en residencias de ancianos aporta variedad a la rutina y temas de conversación para los residentes. Además, los animales proporcionan cercanía y calor a las personas que sufren soledad. Los gatos pueden pasarse horas en su regazo durmiendo, lo que resulta ideal para la gente en silla de ruedas.

Gatos contra la demencia y el Alzheimer

En las personas con demencia se ha demostrado que la presencia de un gato mejora la atención, la comunicación y la empatía.

La residencia Catalina Springs Memory Care, en el estado de Arizona (EE. UU.), inició un proyecto especial hace algunos años: los residentes enfermos de Alzheimer cuidaban de los gatitos huérfanos de la protectora local. Había que darles el biberón varias veces al día. Aunque al principio había dudas de si estarían a la altura de la tarea, resultó que los mayores florecieron enormemente.

Terapia con gatos
La terapia con gatos se utiliza mucho en residencias de ancianos, donde los mininos son un auténtico enriquecimiento para muchos

¿Qué gatos son aptos para la terapia?

¿Qué requisitos deben aportar los gatos de terapia? La edad, la raza y el sexo no tienen ninguna relevancia.

Que un minino sea apto o no para una terapia asistida con gatos depende básicamente de su carácter. Lo más importante es que los gatos no les tengan miedo a las personas. Deben estar acostumbrados al contacto con humanos desde pequeños y sentirse bien en su presencia.

Es primordial que nunca supongan un peligro para sus pacientes. Aunque los traten con torpeza, no deben morder ni arañar. Por eso, los gatos apegados a las personas y pacientes son los únicos aptos para la terapia.

Además, si tienen que visitar varios centros, deben tolerar los traslados y no tenerle miedo al transportín.

Salud de los gatos

Los mininos que trabajan en la terapia con gatos deben estar sanos. Como entran en contacto con personas mayores o enfermas, deben estar siempre desparasitados y vacunados.

Además, no deben estar alimentados con el método barf, es decir, carne cruda. Esto es así porque los gérmenes de la carne cruda pueden ser peligrosos para las personas inmunodeprimidas.

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