Aspecto
No cabe duda de que un collie barbudo llenará la casa de alegría y, por supuesto, de algo de suciedad con sus patas. Durante los paseos por el campo, en su largo pelaje pueden enredarse palitos o tierra. Su pelo duro y liso retiene la suciedad, pero, por suerte, no durante mucho tiempo. La mayor parte de la arena y la tierra se caen por sí solas y las hojas y las ramas pueden quitarse fácilmente con la mano o con un peine.
Según el estándar de la raza, el pelaje del manto exterior es liso, aunque están permitidas ligeras ondulaciones, y bajo este, se encuentra el manto inferior de pelo suave y aterciopelado. A pesar de su pelaje fuerte y desaliñado, no tiene aspecto de torpe. Según el estándar oficial de la raza, establecido por la FCI, el pelo debe ser, por un lado, lo suficientemente grueso y largo como para proporcionar una buena protección, pero, por otro lado, no tanto como para ocultar el contorno corporal. Su constitución fuerte y atlética tiene que poder apreciarse bajo su manto de pelo. Como antiguo perro de pastoreo, el bearded collie es delgado, activo, con proporciones adecuadas y de todo menos torpe. La altura a la cruz, en los machos, asciende a 53 – 56 cm; en el caso de las hembras es ligeramente inferior, puede medir entre 51 y 53 cm.
Aunque el pelo situado alrededor del puente de la nariz es algo pobre, va alargándose en la zona de las mejillas y de la barbilla para formar su particular barba. Este pelo tan característico es el que da nombre a la raza: collie barbudo, bearded collie en inglés o simplemente beardie.
En cuanto a su color, existe una amplia variedad. Cuando nacen, los colores principales de los cachorros son negro y blanco, pardo y blanco, azulado y blanco o beige y blanco; cuando alcanzan la edad adulta, los colores van desde gris pizarra, rojizo, leonado, negro o azul hasta todos los matices de gris, pardo y arena. Pueden presentar manchas blancas en algunas zonas de su cuerpo como la cara, el hocico, el pecho, las patas o las pezuñas, así como en la punta de la cola.