Custodia compartida de perros: un perro, dos cuidadores

Custodia compartida de perros

La custodia compartida de perros no funciona si no hay confianza mutua.

Mucha gente no tiene tiempo de ocuparse de su perro todo el día. Otros quieren un perro, pero no pueden tenerlo en casa. ¿Es la custodia compartida de perros la solución?

Tenemos carsharing, jobsharing, homesharing y foodsharing. ¿Por qué no también dogsharing? Pero ¿acaso se puede compartir un perro?

Lo que para algunos suena absurdo es un modelo que está triunfando mucho actualmente. Es muy popular especialmente en las grandes ciudades, donde las viviendas son más pequeñas, a menudo no se puede trabajar desde casa y la gente no tiene tiempo de llevar al perro al campo.

Pero ¿cómo funciona la custodia compartida de perros? ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene para los cuidadores y amantes de los perros? ¿Y cómo se sienten los perros? Analicémoslo.

¿Qué significa la custodia compartida de perros?

Con la custodia compartida de perros, dos o más personas que no viven juntas comparten un perro. Mejor dicho, comparten el cuidado del perro. Si una persona no tiene tiempo para su perro, busca a otra para compartir su custodia por horas o días. Esta lo saca a pasear, lo alimenta y lo cuida durante el tiempo en que el cuidador/a no está.

A diferencia de los canguros de perros, que los sacan a pasear de vez en cuando, con este modelo el perro pasa mucho más tiempo con esta persona. Así pues, la relación entre ellos es mucho más intensa. Con la custodia compartida de perros, el perro tiene varias personas de referencia y vive en dos hogares.

¿Es buena para el perro?

Los críticos de la custodia compartida de perros cuestionan si este modelo es bueno para un ser tan social. Al fin y al cabo, no es un coche que cambia de conductor, como en el carsharing. Para un perro, quién lleva la correa y está ahí para ayudarlo es importante. Eso es indiscutible.

Sin embargo, los defensores de la custodia compartida de perros sostienen que justamente aquí está la ventaja. Al fin y al cabo, hay muy pocos perros a los que les guste estar solos. Dependen mucho de las personas y, si estas no están, les falta algo. Un compañero/a de custodia podría rellenar este vacío.

Custodia compartida de perros © Halfpoint / stock.adobe.com
La custodia compartida de perros puede ser una buena alternativa si no se dispone de suficiente tiempo para cuidarlos.

Requisitos

Lo más importante es que el perro coja confianza al segundo cuidador/a y lo acepte como persona de referencia adicional. Después de todo, el perro debe obedecerle igual que al primer cuidador/a.

Además, la relación entre las personas que comparten la custodia debe ser buena. Sin simpatía ni confianza entre todas las partes, el sistema no funcionará a la larga.

Tiempo para conocerse

¿Entregar al perro a tu mejor amigo así como así? La custodia compartida de perros no funciona así. Se necesita tiempo para que ambas partes construyan una relación de confianza. El perro debe visitar su nueva segunda residencia varias veces antes de pasar horas o días allí.

En estas visitas puede olfatear al segundo cuidador/a mientras las dos personas se conocen más y hablan sobre detalles importantes.

¿Comprar un perro conjuntamente?

En la mayoría de casos de dogsharing, una persona que tiene perro busca a otro cuidador/a para su peludo. La responsabilidad principal en cuanto a documentos, seguros y veterinarios corresponde al primer cuidador/a.

No obstante, hay gente que quiere adoptar un perro, pero no tiene suficiente tiempo para cuidarlo. Una solución podría ser encontrar a una persona que asuma la custodia el resto del tiempo. Lo importante es que ambas partes sean conscientes de la responsabilidad conjunta.

Además de las cuestiones básicas de la compra de un perro, como la raza o si comprar un cachorro o adoptar un perro adulto de la protectora, los dos cuidadores deben aclarar todos los asuntos y repartírselos.

Charlas importantes

Una custodia compartida de perros se debe planificar bien. Cuanto más concretes en cuanto a tus deseos y normas, menor será el riesgo de conflicto.

Por eso, debes aclarar las cuestiones siguientes antes de dar el paso:

  • ¿Quién es el cuidador/a principal del perro?
  • ¿Quién paga el seguro?
  • ¿Qué comida le daréis, cuándo y con cuánta frecuencia?
  • ¿Los gastos de comida se comparten?
  • ¿Con cuánta frecuencia y durante cuánto tiempo hay que pasear al perro?
  • ¿Quién asume los gastos de veterinario? Esto es particularmente importante en caso de que un tratamiento se deba a un accidente ocurrido con el segundo cuidador/a.
  • ¿Qué días y a qué horas se entrega al perro?
  • ¿Qué medidas de adiestramiento se tomarán? ¿Qué puede y qué no puede hacer el perro?

Consejo: lo mejor es que dejes estas charlas por escrito. El cuidado de un perro es una situación emocional y es casi imposible que no haya ningún conflicto entre cuidadores.

Rutina

Una rutina sólida es importante para los perros. Así pues, no debe faltar cierto nivel de rutina en una custodia compartida de perros. Los horarios similares para la comida y los paseos les facilitan mucho el cambio entre cuidadores.

Además, resulta práctico llevar objetos familiares para el perro a la segunda residencia, sobre todo al principio. Estos pueden ser sus mantas, camas y juguetes preferidos.

Custodia compartida de perros © Pixel-Shot / stock.adobe.com
Los objetos familiares, como camas, juguetes y mantas, pueden ayudar al perro con el cambio entre residencias.

¿Es este método apto para todos los perros?

Si un perro está obsesionado con su cuidador/a, tiene miedo a la separación y reacciona con nerviosismo a otras personas. Para él, la custodia compartida de perros no es adecuada.

Si notas que el perro está sufriendo con el cambio de residencia, no acepta al otro cuidador, se pone agresivo enseguida o pierde el apetito, interrumpe la custodia compartida y busca otra solución.

¿Cómo encuentro a un compañero adecuado?

En internet encontrarás mucha gente que se ofrece para cuidar animales domésticos a tiempo parcial. En las redes sociales, en portales de vecinos o en sitios web, como iamvo.com, se publican muchos anuncios de amantes de los perros que no pueden tener uno.

A menudo son personas que han crecido con animales o que han tenido perro alguna vez. A veces son padres que quieren que los niños tengan contacto con perros desde pequeños sin tener que cuidar uno a tiempo completo. Esta solución es ideal para perros que se llevan bien con los niños y viven en un hogar sin hijos. De esta manera, pueden jugar de vez en cuando con humanos que disfrutan tanto como ellos retozando y corriendo.

Así pues, la situación vital o familiar de los dos cuidadores no tiene por qué ser la misma. Además, un perro que viva en una casa con muchos niños puede aprovechar el tiempo de descanso en un hogar de singles.

Conclusión: muchas ventajas y unos pocos inconvenientes

Una buena custodia compartida de perros aporta muchas ventajas. Permite a las personas tener un perro sin tener que ocuparse de él las veinticuatro horas del día. En cuanto al perro, tiene otra persona de referencia que lo cuida.

Además, el dogsharing ofrece a las personas sin perro la oportunidad de pasar tiempo con uno de vez en cuando. ¿Y para el perro? Está menos tiempo solo y recibe más amor y atenciones.

El inconveniente de la custodia compartida de perros se produce cuando alguno de los participantes sufre. Por ejemplo, esto puede pasar si el perro echa mucho de menos a su cuidador/a. El cuidador/a principal también puede ponerse celoso/a porque ya no es la única persona de referencia. También es posible que el segundo cuidador/a congenie tanto con el perro que ya no quiera separarse de él.

Por suerte, con buenos acuerdos, una planificación exhaustiva y charlas abiertas, estos conflictos se pueden solucionar. Lo importante es que todas las decisiones se orienten al bienestar del perro.

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