Tomó posesión de ella desde el primer día
Capi entró enseguida en cuanto metimos en ella un pañuelo del que no se separa, y le encanta; cuando está cansada, tiene ganas de estar sola o dormir, se va a su cueva, no me extraña que le guste porque si metemos la mano está muy calentita dentro, es muy confortable, y parece mentira las posturas que coge en ella. El cojín es muy suave, y la cueva es muy bonita, lo único que hemos añadido es un pequeño cojín en la pared del fondo porque la tela parecía fina.