Toda una aventura
La calidad del producto la miden mis propios gatos. Ellos han convertido el rascador en su hogar, por lo que deduzco que han quedado satisfechos con la adquisición. Me sorprendió la rapidez con la que dedujeron que aquel era el sitio en el que debían de afilarse las uñas, en lugar de hacerlo en el sofá.
Colocado frente a un gran ventanal, les encanta utilizarlo de mirador ya que, gracias a su altura, se sienten los amos y señores de todo el barrio, y por supuesto de mi casa. También suelen dormir acurrucados en la hamaca del piso intermedio.
En cuanto al montaje, no se necesitan herramientas y es relativamente sencillo e intuitivo. La única pega a ese respecto, es que la fijación del rascador al techo da de sí de tanto en tanto y hay que volver a ajustarla, de lo contrario el rascador oscilaría. Esta última pieza es ajustable de manera que la altura es puede variar entre las dos medidas que figuran en la descripción. Si la altura entre suelo y techo es menor o mayor que la que figura, el rascador no sirve, es importante conocer la medida antes de comprarlo.
La textura de cada una de las plataformas es suave y mullida, de forma que los gatos se acomodan sobre ellas sin necesidad de cojines. Los míos prefieren las plataformas 'hamaca'.
La principal pega que tengo respecto al producto, es la escasa resistencia que tiene la hamaca que está cerca del suelo. Mis gatos duermen juntos y dicha plataforma no ha soportado el peso de ambos y se ha soltado la soldadura de la estructura que la forma. No obstante, la hamaca situada más arriba es más resistente y aguanta bien el peso.