Las esconde por todos los rincones de la casa
Y cuando quiere jugar las busca y nos las trae para que se la tiremos, corre a por ella, te la trae y así se pasaría horas y horas.
Cuando no puede sacarlas de debajo de algún mueble, se tumba al lado y no hay quien le mueva de allí hasta que se las rescatamos.
Si él dice que ahí hay una pelotita, es que la hay, aunque no la veas.