Ilusión fugaz
Los diez primeros minutos le hizo ilusión máxima. Luego la gomita se soltó y le tuve que hacer unos nudos para arreglarla. Han pasado unos días desde que lo tengo puesto y ya no le hace mucho caso, pero igual es cosa de mi gata. Se engancha bien a la puerta, es como un “fonendo” que se abre y se coge a los lados del marco. La altura del pajarito es regulable. No me arrepiento de haberlo comprado aunque finalmente la emoción no haya sido para tanto.