Gigante majestuoso y afectuoso, el gran danés tiene un comportamiento sensible y leal y es muy desconfiado con los extraños. Dado su considerable tamaño y peso, es esencial un adiestramiento precoz y minucioso, así como proporcionarle superficies blandas para que pueda tumbarse y evitar las úlceras por presión. El delicado sistema digestivo de esta raza requiere una cuidadosa atención debido al riesgo de problemas estomacales, mientras que sus articulaciones, sobrecargadas por su imponente estatura, requieren una dieta equilibrada y rica en nutrientes. Además, la elevada masa muscular del gran danés requiere un mayor aporte energético.
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