Un gran acierto
Lo compré en verano y entonces Mayo no le hizo ni caso, pero cuando llegó el invierno... todo cambió. Pasan las horas y Mayo no sale, incluso si está en él asoma la cabeza cuando llegamos pero no viene a recibirnos. Estéticamente es precioso y va estupendo en las viviendas, visto el fracaso inicial decidimos usarlo de revistero que queda muy bien, pero ya ha habido que buscar otro, jeje.